Dorian dice

Dentro de poco ya será un año desde aquel día en que conocí el amor más natural, envolvente, incondicional, irreal y hermoso que pude ver nunca antes.   Nació mi hija Avril, a quien llamaremos así, que nació en el mes con el mismo nombre. A la 1 am de aquel martes, la madre de Avril inició con las contracciones; ella estaba preparada, yo estaba preparado, habíamos leído y visto toda la información correspondiente al nacimiento de un bebé. Sin embargo, en el momento crucial nos venció la ansiedad, que dicho sea de paso es común en padres primerizos, y ninguno de los dos supo qué hacer. Ella llamó a su mamá, a quien llamaremos Diana en adelante, la cual nos visitó rápidamente. Al llegar a nuestra casa, empezó a hacer unos brebajes a base de cacao que son especiales para el parto, según ella. Yo, la verdad, no creía nada; lo único que pensaba era en mi Avril, en que saliera bien y en que ya la quería conocer. Luego de ver que la situación empeoraba, no dudé en salir a toda velocidad hacia